Las Instituciones y el Crecimiento Económico

Carlos Chunga, egresado en Economía de la Universidad Metropolitana, interesado en el campo de la Ciencia de Datos.-

¿Qué hace que unos países sean ricos y otros no? ¿qué determina o genera crecimiento económico en una sociedad? Confianza, estado de derecho, propiedad y libertad son algunos de los ingredientes necesarios para el desarrollo económico de las naciones. Las instituciones formales e informales en la economía.

Fuente:  Klaus Kremmerz

La pregunta perenne en el campo de la economía desde los aportes de Adam Smith en el siglo XVIII siempre ha sido: “¿por qué algunos países son más ricos que otros?”. Aunque esta pregunta continúa estando vigente hoy en día, nuevas ideas y teorías de las últimas décadas parecen acercarse a una respuesta tan holística como la pregunta misma. Muchas de estas ideas y teorías convergen en que las “instituciones” parecen jugar un rol determinante en el destino de los países. 

Las llamadas “instituciones” tienen muchas definiciones. North (1986) nos habla de que son “regularidades en interacciones repetitivas entre individuos. Estas proveen un marco en el cual las personas tienen confianza sobre cómo serán determinados los resultados”. Más adelante, el mismo North (1990) nos señala que las instituciones “son las reglas del juego en una sociedad o, más formalmente, son las restricciones que moldean la interacción humana”. 

Algunos ejemplos de instituciones pueden ser: los derechos de propiedad, el estado de derecho, estabilidad política, un gobierno honesto, prensa libre, libre mercado, entre otros. Este tipo de instituciones pueden ser clasificadas como ‘formales’, mientras que uno puede hablar también de normas culturales o instituciones ‘informales’ como la honestidad, la confianza y la cooperación; las cuales, en conjunto con las instituciones formales, permiten mejorar el desempeño económico de los países. 

Las instituciones son importantes porque moldean los incentivos y las oportunidades de los agentes económicos (individuos, hogares y empresas) para bien o para mal. Más allá de las teorías, la idea es bastante intuitiva: si una persona, por ejemplo, desea abrir un negocio, le será favorable una mayor estabilidad política en el país que reduzca el riesgo y le permita invertir y planificar a mediano y largo plazo; si esta nueva empresa o cualquier otra persona firma un contrato con otro agente, es necesario un tercero—el gobierno, a través de un sistema judicial eficiente—que haga cumplir las cláusulas contractuales y la ley. 

Un ejemplo muy popular que siempre es señalado cuando se habla de instituciones es el caso de Corea del Norte y Corea del Sur. En economía, es sumamente difícil—y antiético—llevar a cabo experimentos a gran escala; por ello, es común ver economistas apoyarse en sucesos históricos y los llamados “experimentos naturales” para intentar confirmar hipótesis y generar nuevas teorías. El caso de Corea del Norte y Corea del Sur es, sin dudas, un experimento natural: luego de la Segunda Guerra Mundial, ambos países se separaron y, en líneas generales, el Norte decidió adoptar una economía centralizada, dependiente del Estado, mientras que el Sur decidió seguir adelante con una economía de libre mercado. Aunque el Norte se encontraba más industrializado que el Sur, las diferencias son evidentes hoy en día entre ambos países con tan solo comparar sus PIB per cápita: según los datos del Banco Mundial, Corea del Sur cuenta con un PIB per cápita de USD 28.732 en el 2015, mientras que, según el CIA World Factbook, Corea del Norte contaba con un PIB per cápita estimado de apenas USD 1.700 para el 2015. Usamos el 2015 como año de referencia para ambos por la dificultad de encontrar datos más actualizados -y fiables- para Corea del Norte. 

Lo interesante del caso, y lo que permite clasificarlo como un experimento natural por muchos, es la homogeneidad de factores como la geografía, la cultura, la población, etc. A pesar de esto, las decisiones colectivas de la sociedad de Corea del Norte los llevó a preferir otra clase de instituciones que, tal como permiten ver los datos, son poco conducentes al desarrollo y el crecimiento económico a largo plazo. 

Las ‘instituciones’ ya han sido señaladas mucho antes como factores determinantes para el desarrollo económico de los países. No obstante, fue gracias a los aportes de Acemoglu, Johnson & Robinson (2005) que se obtuvo un marco para poder entender la variación de las instituciones económicas entre los países, las cuales, según esta visión, afectarán el crecimiento de estos a largo plazo. Para verlo gráficamente, tenemos: 

Fuente: Acemoglu, Johnson & Robinson (2005). 

Sin embargo, como menciona Rodrik (2006), los cambios institucionales suceden muy raramente, ya que las instituciones están “profundamente integradas en la sociedad” (son “endógenas”). Dicho esto, y que el crecimiento y desarrollo económico dependen de las instituciones, es muy difícil no adoptar una actitud pesimista. 

La realidad es que la historia nos dice que la transformación institucional difícilmente precede al crecimiento y desarrollo económico. Debe recordarse que autores como Acemoglu señalan a las instituciones como determinantes del crecimiento económico a largo plazo. Una estrategia con más posibilidades de éxito en el corto y mediano plazo para promover el crecimiento económico de los países, puede ser la presentada en el paper seminal de Hausmann, Rodrik & Velasco (2005): “Diagnósticos del Crecimiento”, donde se usan los principales retos del país como punto de partida para generar políticas públicas.  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Acemoglu, D., Johnson, S. & Robinson, J. (2005). Institutions as a Fundamental Cause of Long-run Growth. Handbook of Economic Gmwth, Volume IA. Edited by Philippe Aghion and Steven N. Durlauf. DOI: 10.1016/S1574-0684(05)01006-3. 

  • Hausmann, R., Rodrik, D. & Velasco, A. (2005). Growth Diagnostics. Copy at https://j.mp/2qQww9F  

  • North, D. (1986). The New Institutional Economics.  Journal of Institutional and Theoretical Economics (JITE) / Zeitschrift für diegesamte Staatswissenschaft, Vol. 142, No. 1, 3rd Symposium on The New Institutional Economics (March 1986), pp. 230-237. 

  • North, D. (1990). Institutions, Institutional Change, and Economic Performance. Cambridge University Press, New York. 

  • Rodrik, D. (2006). Goodbye Washington Consensus, Hello Washington Confusion? A Review of the World Bank's "Economic Growth in the 1990s: Learning from a Decade of Reform". Journal of Economic Literature Vol. 44, No. 4 (Dec., 2006), pp. 973-987 (15 pages) 

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