La desatención racional en la economía

Carlos Chunga, egresado en Economía de la Universidad Metropolitana, interesado en el campo de la Ciencia de Datos.-

La forma de ver y de estudiar la economía y las finanzas ha cambiado enormemente desde el siglo pasado.

Fuente:  Klaus Kremmerz

                Uno de los mayores cambios que tuvo lugar a comienzos de los 1960s y que finalmente fue incorporado dentro de modelos de la macroeconomía a comienzos de los 1970s con trabajos de Robert Lucas y Thomas Sargent fue el de las expectativas racionales (Taylor, 2001). Las expectativas racionales jugaron y aún juegan un papel vital para entender cómo las expectativas de los agentes económicos (hogares, empresas, el gobierno, etc.) influyen en su propio comportamiento y, por ende, en los resultados de la economía en su conjunto (Sargent, 2019).

                Sin embargo, por sí solo, este concepto no es capaz de explicar muchos fenómenos económicos. Por ejemplo, hoy en día, con tanta información disponible y aparentemente gratis, ¿por qué no usar toda esta información para tomar decisiones como lo haría un “homo economicus”? La respuesta puede parecer obvia: los seres humanos presentamos muchos tipos de limitaciones, entre las cuales se encuentran limitaciones para adquirir y procesar información. No fue sino hasta Christopher Sims—ganador del Premio Nobel de Economía en el 2011—con su teoría de la desatención racional (rational inattention en inglés) que se comenzaron a incorporar estos aspectos en el modelado macroeconómico, con base en ideas de la teoría de la información de Claude Shannon. La teoría de la información se ocupa de la medición de la información, así como de las leyes que rigen el procesamiento y la transmisión de la información con el uso de la matemática.

                Las expectativas racionales pueden ser vistas tanto como una propia escuela económica, como una técnica de modelado. Señalan que los resultados de la economía jamás van a ser sistemáticamente diferentes de lo que los agentes esperan que sean. De esta manera, los agentes forman sus expectativas con base en la información disponible, el pasado y su propia racionalidad. Con el uso de esta técnica, ha sido posible modelar el comportamiento de agentes optimizadores—los cuales comúnmente optimizan una función de utilidad o de bienestar—donde estos hacen un uso óptimo de toda la información disponible. La teoría de las expectativas racionales está detrás de ideas como la Hipótesis de los Mercados Eficientes, la cual constituye una piedra angular en la teoría financiera moderna. (Sargent, 2019).

                Para no descartar el uso de una técnica tan útil como la de agentes optimizadores, que forma parte del modelado económico desde el siglo XVIII, Christopher Sims decide atacar las limitaciones de las expectativas racionales con su teoría de la desatención racional. Con sus estudios en matemáticas en la Universidad de Harvard y su gran interés en el campo, Sims logró relacionar la teoría de la información con el estudio de la economía. Concretamente, Sims establece que la capacidad de los agentes de traducir información externa en acciones se encuentra limitada por una capacidad finita para procesar información que forma parte inherente de nosotros. Esto contribuye a explicar también porqué hay una respuesta lenta o irregular de los agentes ante nueva información. (Sims, 2010).

                Dentro de la teoría de la información, las ideas de Shannon sobre una medida del flujo de información son muy interesantes. De acuerdo con él, la manera de medir la información transmitida debe depender de qué tanta incertidumbre es eliminada en el destinatario; o, en otras palabras, qué cantidad de otro tipo de información pudo haber sido transmitida. Por ejemplo, si alguien le envía a otra persona el mensaje “sí”, y el destinatario ya esperaba recibir este mensaje, no existe transmisión de información. Por otro lado, si lo único que el destinatario conoce es que recibirá un mensaje escrito en español, se tiene que una vez que reciba el mensaje, la cantidad de información transmitida será grande (Sims, 2010). Incluso, podríamos relacionar estas ideas con el popular concepto económico de costo de oportunidad, el cual mide el costo de aquello a lo que se renuncia al tomar una decisión particular; mide el costo de la segunda mejor alternativa.

                Algunos resultados de la desatención racional nos pueden ayudar a entender mejor la función de los precios en la economía. Según la teoría económica tradicional, los precios actúan como “señales” y tienen la función de limpiar el mercado: es decir, se ajustan automáticamente hasta alcanzar un precio de equilibrio en el cual la oferta es igual a la demanda. Igualmente, en un modelo con “competencia perfecta” como suele estudiarse extensamente en cursos de microeconomía, los precios se toman como dados y los agentes económicos se limitan a solo reaccionar a estos. Con la desatención racional, los agentes no reaccionan inmediatamente a los precios y estos ya no pueden cumplir su función de limpieza del mercado. Así, se explica el retraso de la reacción observada en la vida real por parte de los agentes ante un cambio en los precios del mercado. (Sims, 2010).

                Christopher Sims señala que incorporar la desatención racional dentro de modelos económicos es una tarea muy difícil; sin embargo, lo mismo se decía hace años sobre la posibilidad de modelar las expectativas racionales, y ya se han logrado grandes avances en este aspecto. La desatención racional no solo nos permite entender mejor la inercia en la respuesta de los agentes ante cambios en los precios, también nos da luces sobre el papel de la transparencia en la política monetaria; es decir, qué tanta información y de qué manera debe presentarse esta desde el Banco Central de un país con el fin de reducir los errores en la percepción de los agentes con respecto a estos anuncios. (Sims, 2010).

                Estas ideas, junto a aquellas de la economía del comportamiento, que se acercan a nuestra condición como seres humanos, y se alejan de grandes abstracciones matemáticas, están destinadas a cambiar el rumbo del estudio de la economía. Hoy en día, el uso de la economía del comportamiento ya es normal dentro de la evaluación de impacto de políticas públicas por parte de importantes instituciones multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).  

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Sargent, T. (2019). Rational Expectations. [En línea]: https://www.econlib.org/library/Enc/RationalExpectations.html Recuperado el 20 de diciembre de 2020.

Sims, C. (2010). Rational Inattention and Monetary Economics. Handbook of Monetary Economics, 155–181. doi:10.1016/b978-0-444-53238-1.00004-1. Recuperado el 21 de diciembre de 2020.

Taylor, J. (2001). How the Rational Expectations Revolution has Changed Macroeconomic Policy Research. En: Drèze J. (eds) Advances in Macroeconomic Theory. International Economic Association. Palgrave Macmillan, London. https://doi.org/10.1057/9780333992753_5 Recuperado el 20 de diciembre de 2020.

 

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